martes, 11 de mayo de 2010

El Guernica, un símbolo de la paz y la libertad, protagonista de una polémica

El conflicto por su ubicación se produjo entre el Museo del Prado y el Reina Sofía.
Por: Juan Carlos Algañaraz

Guernica, la magnífica obra de Pablo Picasso, el mayor ícono gráfico del siglo XX, símbolo de la paz y el antifascismo, acaba de protagonizar otra vez una batalla sobre el control de esta pintura que atrae un promedio de un millón de admiradores por año, esté donde esté. Picasso realizó su más famosa creación muy impresionado por el atroz bombardeo a Guernica, la ciudad santa de los vascos, por parte de la Legión Cóndor alemana y escuadrillas de la Aviación Legionaria italiana. El genocidio se produjo el 26 de abril y el propósito era sembrar el terror y probar las armas de destrucción masiva que después se utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial.

Hitler y Mussolini eran entonces los principales socios de Francisco Franco en la Guerra Civil Española y los tres dictadores fueron los directos responsables de la destrucción de Guernica y de los centenares de muertos y heridos que causó el bombardeo entre la población civil de la ciudad, que no contaba con ninguna defensa.

El Guernica tiene tanto poder de atracción que se ha convertido en una de las obras de arte más viajadas de la historia desde que fue pintada entre mayo y junio de 1937, por el gran maestro malagueño para el pabellón español de la Exposición Internacional de 1937, en París.

El último conflicto en torno al Guernica se ha producido entre los madrileños Museo del Prado, adonde fue destinada la obra cuando retorno a España en 1981, y el Museo Reina Sofía, al que fue transferida en 1992. Picasso dejó en custodia el Guernica en 1939 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, con la expresa indicación que debía volver a Madrid cuando la democracia y la libertad retornaran a España.

El artista había sido director del Prado designado por la República y su voluntad fue que el más prestigioso museo español albergara su obra. Quizás por eso, las sucesivas autoridades del Prado siempre han tenido esperanzas de lograr su retorno.

El actual director del museo, Miguel Zugaza, lanzó su ofensiva proponiendo al gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero que el Guernica fuera exhibido junto con otras dos joyas de la pintura española: La rendición de Breda, de Velázquez, y Los fusilamientos del 3 de mayo, de Goya. El lugar para este magnífico grupo de obras de arte estaba proyectado en el Salón de Reinos como base de una reflexión sobre la guerra y la paz.

El Salón no acompaña al Museo del Ejército, que ahora está ubicado en la ciudad de Toledo, sino que forma parte del vasto conjunto museístico del Museo del Prado que une su sede tradicional, ahora muy ampliada, el Casón del Buen Retiro y el espléndido edificio donde se desplegaban las obras vinculadas a Ejército.

Los directivos del Museo Reina Sofía se opusieron tenazmente, encabezados por su director Manuel Borja-Villel y apoyados por ex directores, antiguos patronos, expertos e historiadores, reclamaron ante la ministra de Cultura, Angeles González Sinde, una decisión clara y definitiva sobre el Guernica.

"La decisión de trasladar el Guernica traería consigo unas consecuencias de primera magnitud para el actual sistema español de museos del Estado. Supondría, de hecho, la decapitación del Museo Reina Sofía y la necesidad de eliminarlo o convertirlo en algo totalmente diferente. Supondría también invertir radicalmente una larga línea de política cultural", argumentaron con dramatismo

El Patronato del Museo Reina Sofía se reunió en un pleno al que acudió la ministra González Sinde y ratificó que el Guernica no se va a mover de donde está. "Sobre el Guernica sólo decide el patronato del Reina Sofía. Y si han acordado que no se mueva, la polémica ha terminado. Lo que aquí se diga es definitivo", precisó la ministra de Cultura. El Patronato emitió un comunicado sobre el Guernica en el que incluso se habla de que se ha conjurado el peligro de una "traición a la especificidad histórica y el desmembramiento de un conjunto de significado excepcional dentro de la historia de la cultura universal contemporánea".

La obra de Picasso siempre estuvo rodeada de climas dramáticos porque expresaba en 1938, por ejemplo, un llamado a la solidaridad con la República y de repudio al totalitarismo fascista y nazi. Fue entonces cuando se organizó una exposición de artistas famosos como Braqué y Matis que, con el Guernica como principal atracción, se exhibió en Oslo, Copenhague, Estocolmo y Gotenburgo entre enero y abril de ese año.

Pero, el Guernica alcanzó la mayor repercusión en los últimos meses de 1938 y febrero de 1939 en Inglaterra. Estuvo en Londres, Leeds, Liverpool y Manchester y logró no sólo la admiración popular sino también que los británicos se sensibilizaran ante la guerra civil que enfrentaba a los republicanos con las fuerzas fascistas de Franco, Hitler y Mussolini.

El 1° de mayo el Guernica llegó a Nueva York acompañado por el jefe del gobierno republicano, Juan Negrín. La obra tuvo un éxito extraordinario en giras que se realizaron por las principales ciudades norteamericanas. Entre noviembre de 1939 y enero de 1940 se realizó en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York una gran exposición sobre Picasso, en la que se desplegó el Guernica y los 45 esbozos que realizó el artista para proyectar la obra.

Desde entonces, el Guernica estuvo en el MOMA, y protagonizó otras importantes giras, hasta que volvió en 1981 cuando la libertad estaba consolidada en la nueva España democrática, tal como lo había querido Picasso.

Fuente: Clarin.com

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