lunes, 14 de junio de 2010

Aca lejos


Heike Thelen vino a Argentina hace más de diez años para estudiar literatura y nunca pudo volver a su país más que de visita, aunque todos los años se promete que será el último. Fundadora de uno de los primeros hoteles temáticos de Buenos Aires –Boquitas Pintadas, en honor a Manuel Puig–, organizadora de aquellos famosos tours villeros para turistas, ahora está abocada a un proyecto cultural que rescata los saberes propios de quienes viven en la villa 20 de Lugano.

No hablan del alma mater de Odisea 20 los versos precedentes. Tampoco hablan del megaproyecto cultural que se está desarrollando en la villa 20, a la sombra de la torre de Interama. Pero podrían. Porque Heike Thelen vino de Alemania cuando su intención primera distaba de integrar el Ministerio de Cultura, como llaman en la villa al emprendimiento Odisea, que hoy ocupa casi todo su tiempo. Su presencia en la villa se siente y es el nexo para la cristalización de las distintas manifestaciones artísticas que allí se desarrollan.

Odisea 20 es un proyecto cultural ideado por Martín Roisi, cineasta, que tiene como objetivo ser una plataforma de producción artística para los habitantes de la villa 20. Cuenta con una galería de arte, una editorial, un sello de música y una productora audiovisual.

Martín Roisi llegó a la villa haciendo un casting para un largometraje y su inmediato feeling con el lugar fue delineando lo que es hoy Odisea.

Heike Thelen, por su parte, vino por primera vez a Argentina en 1993 para estudiar literatura en la UBA. Al concluir los estudios regresó a Alemania y en 1999 volvió con un socio para instalar el primer hotel temático inspirado en la estética de Manuel Puig, llamado Boquitas Pintadas (hoy Youkali, en homenaje al compositor Kurt Weill Youkali). Su acercamiento a la villa se produjo a partir de uno de los polémicos “tour villeros” que se efectúan en diferentes villas de Buenos Aires. Se interesó en la creatividad y la estética de la villa de Lugano, conoció la obra de Silvana y su gemela Sonny hace un año y desde entonces está integrada al proyecto.

Heike exhibe con orgullo los libritos editados por ella misma a través de Interama Books. Gemelas son dos libros “de bolsillo” en los que el material creado por las gemelas Silvana y Sonny fue escaneado del diario íntimo compartido entre ambas. Sonny murió víctima de sida en 1998.

“Con mi vida infeliz/ Paso las horas/ Mientras llega la muerte/ Convirtiendo en dolor/ Las tristes ironías de la suerte”, escribió poco antes de morir. Su hermana gemela, Silvana, cuenta que el diario íntimo de ambas refleja “el orgullo que siento por mi hermana”.

“Nosotros buscamos lo que es creado en la villa. Y lo exponemos. No queremos cambiarlo, al menos no en cuanto a un cambio dirigido. Sostenemos que con el intercambio solamente ellos van a tener otra visión. Pero sin perjudicar lo suyo sino valorándolo. Es encontrar la valorización que en Argentina no tienen”, explica Heike. No cuesta imaginarla sonriéndose cómplice con los vecinos durante las catas de vinos que fomenta allí la revista Cata Ciega, “donde cada uno tiene su propia copa, en vez de la única que compartimos cuando hacemos un asado en el Club Las Breñas”. Tampoco transmitiendo en Lugano los conocimientos de origami que aprendió en el barrio de Palermo, hoy corazón del fashion porteño.

Cuenta esta alemana amante de nuestra literatura que una vez invitó a un amigo argentino a un asado en la 20. Lo que para ella había sido una día agradable, para su amigo fue la jornada de una realidad que no quería volver a presenciar: “Te dono 10 dólares”, le dijo. “Pero con dos condiciones: Uno, que no me vuelvas a pedir que te acompañe a la villa. Dos: que no acostumbres a tu hijo a ir allí”.

—¿Por qué creés que pasa esto?

—La clase media tiene tanto problema con la villa... La realidad de la villa les da un miedo profundo. La rechazan totalmente. Pero por otro lado la clase media es muy cálida, en seguida te dicen amigo, por ejemplo. Aunque uno sabe que no es así. Acá también se necesita mucho tiempo para una amistad. Las relaciones humanas no son iguales en todos lados.
En la villa 20

Todo el tiempo la montaña va a Mahoma. En 2006, dos norteamericanas que habían hecho un tour villero organizado por Heike volvieron a los 6 meses con el dinero para hacer un documental. El material filmado fue captado por los propios habitantes. “Lo más importante para mí es lo que pasó en la villa con ese proyecto: vivieron 3 familias durante tres meses con esa filmación. Y por otra parte fue una inyección de autoestima inesperada para ellos. En la villa con cada proyecto cultural se abre un horizonte distinto. Argentina esos horizontes normalmente no los abre. Es importante mostrar la estética de la villa porque ellos están orgullosos de su lugar. El mundo va a sus casas a través del intercambio artístico. ¿Por qué negarles esa posibilidad?”, pregunta Heike.
Odisea 20

Tiene padrino holandés para el coro de lírica cumbiera que arrancará en marzo y también la donación del material que se utilizará en el taller literario de este año. El sitio web (www.odisea20.com) les facilita, en parte, la tarea. Cuentan que tienen mucha gente que se ofrece como voluntaria en el proyecto pero que lo que los urge es la financiación. Para el taller literario del 2006 Heike fue la que aportó la merienda para las 30 personas que lo integraban, más los viáticos de los voluntarios y el material utilizado. No sabe si va a poder llevarlo a cabo este año si no recibe alguna ayuda. “Lamentablemente el gobierno de la ciudad parece no tener interés en el proyecto”, dice. Pidieron un subsidio de $8000 en mayo del 2006 pero hasta ahora la respuesta es no. También hay en espera un subsidio para el taller de cine.

“Sólo contamos con cuatro becas que nos otorgó una escuela de filmación. Ahora estoy buscando quien pague los viáticos. Porque si no tienen el dinero, no pueden viajar hasta Vicente López, donde está la escuela.”

El “villa tour” ideado por los propios habitantes de la villa casi no está funcionando en la actualidad, pasada la estela de glamour trash que dejó la crisis de 2001/2002. A Heike no se le mueve un pelo cuando se le pregunta si escuchó a los detractores que dicen que el tour convierte a la villa en una “vidriera”. Esa idea que alumbraron los mismos vecinos y ella puso en práctica les permitía tener un mínimo de efectivo para gastos.

“Yo creo que hay que lograr que en la villa sepan y tengan claro que ellos tienen los mismos derechos que cualquier habitante. Y yo creo que el gobierno no quiere que se consiga esto. Si no mejoraría la calidad de los colegios de la villa, por ejemplo. Muy poca gente estudia en la villa y cuando lo hacen, salen malos estudiantes de allí. ¿Por qué? ¿Son más tontos los habitantes de la villa? Obviamente que no. Habitualmente son más vivos que en cualquier otro lado. Entre otras cosas, porque tienen más experiencia de vida. No es un tema económico solamente. Es un tema de amplitud mental también.”

A tono con lo que cuenta Heike, Silvana –una de las gemelas escritoras– relata que su madre las mandó (a ella y a su hermana) a estudiar a un colegio en otro barrio. Que no quiso que se educaran en la villa. Quería algo mejor para sus hijas. Hoy Silvana apuesta al cambio desde adentro. Lleva a los chicos del barrio a una colonia todas las tardes y a los talleres durante el invierno. Integra la Junta Vecinal y participa en el taller de literatura. Su marido es uno de los encargados de recibir turistas y es el autor de El camino de los perros, un relato autobiográfico que espera su edición, donde se entrecruzan la delincuencia, el hambre, la esperanza y también los estremecedores relatos sobre cuerpos muertos arrojados allí en plena dictadura militar.

Aguardando fondos con que poder cristalizarse está también el libro de fotos Villa 20. Arquitectura urbana frente a la leyenda de la espada, imágenes y ensayos sociológicos para comprender que las casas del barrio son parte de la arquitectura urbana; poder ampliar la capacidad técnica del cine El resplandor, donde se ofrecieron films nacionales durante todo el 2006 y poder comprar el material necesario para que la galería de arte La Nave siga en marcha durante el 2007.

Desde que está en Argentina, todos los enero Heike Thelen promete: “El año próximo me vuelvo a Alemania”. Todos los febrero cae en la cuenta que sigue quedándose, insistiendo, formando parte, viajando a través de su propia Odisea. La Odisea 20.

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