viernes, 31 de diciembre de 2010

Reducción del presupuesto en el Reino Unido afecta fuerte a la cultura


El gobierno británico anunció ayer el ajuste presupuestario más drástico de un país de la Unión Europea (UE), y el mayor del Reino Unido desde la posguerra. En una declaración ante la Cámara de los Comunes, el titular de Finanzas, George Osborne, señaló que habrá una reducción del gasto público equivalente a unos 100.000 millones de euros, y una pérdida estimada de medio millón de puestos de trabajo públicos. «El objetivo es equilibrar las cuentas fiscales en cinco años», explicóOsborne a la Cámara.

La situación de las cuentas públicas en el Reino Unido es como la de muchos otros países de la UE: complicada. El déficit fiscal ronda el 11%, la deuda pública un 70% del PIB y el pago de intereses es de unos 160 millones de euros diarios o 55.000 millones al año. La propuesta del Gobierno apunta a reducir este déficit de alrededor de un 11% a un 2% en 2015. Según la coalición conservadora-liberal demócrata, la alternativa a un ajuste de esta naturaleza es Grecia, el fantasma más invocado este año por gobiernos de la Unión Europea.

Dado que Salud, Educación y Ayuda Internacional estaban exceptuados de antemano del ajuste, el resto de los ministerios han sufrido de lleno el hachazo. Exteriores tendrá una reducción del 24% con la eliminación de empleos en Londres y en las embajadas. En Defensa, el recorte es del 8%y contempla la desaparición de 40.000 puestos entre personal civil y militar. En Asuntos Interiores será un 6%, con una caída anual del gasto policial del 4%.

Ni la BBC ha quedado excluida del ajuste: su presupuesto fue congelado con una reducción real estimada en un 16% para ese periodo. Pero el golpe más fuerte fue para el sistema de seguridad social, que consume unos 240.000 millones de euros anuales. La reducción del gasto en este segmento será de unos 37.000 millones.

En el parlamento el ministro de Finanzas en la sombra, el laborista Alan Johnson, condenó el ajuste presupuestario. “Están jugando con los puestos de trabajo y poniendo en peligro la incipiente recuperación económica. Es una apuesta temeraria”, dijo Johnson. Los laboristas coinciden con el gobierno sobre la necesidad de recortar el gasto, pero están a favor de una reducción más gradual y con un equilibrio mayor entre reducción del gasto y aumento impositivo. “Me parece que ni el primer ministro ni su ministro de Finanzas se dan cuenta del impacto que esto tendrá sobre la gente”, señaló Johnson.

La clave de esta “apuesta temeraria” de la coalición será la economía misma. Los críticos señalan que esta estrategia llevará a una nueva recesión que hará peligrar el objetivo que se proponía alcanzar –la reducción del déficit– por la inevitable caída de la recaudación impositiva y el aumento del gasto por el desempleo. Por su parte, los economistas ortodoxos estiman que no habrá una nueva recesión y que el sector privado reemplazará al sector público en la generación de empleo.

Políticamente es una apuesta a todo o nada. Si el Reino Unido sobrevive estos recortes sin una nueva recesión, la coalición podrá llegar a las elecciones en 2015 con un recorte impositivo bajo el brazo para ofrecer al electorado por los sacrificios prestados. Si no, el espejo no será Grecia, sino la República de Irlanda. Hace dos años Irlanda también decidió que la prioridad era domar el déficit fiscal a toda costa. Hoy se encuentra sumergido en una profunda recesión y anda por su cuarto ajuste fiscal. En este caso la apuesta de la coalición podría terminar con un final anticipado del gobierno.

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